Tuve la suerte de visitar la República de Panamá 🇵🇦, el país centroamericano que separa y une dos océanos y las dos Américas. Un país con edificios altísimos, preciosas islas como la de San Blas, del pueblo Kuna, tradiciones ancestrales, una estupenda gastronomía, arquitectura de la época colonial, selva, rapidísimos lagartos, pájaros, coatíes y perezosos, enormes árboles y obras de ingeniería espectaculares. Ah, y calor, mucho calor.
En este contexto, la Biblioteca Nacional de Panamá (https://binal.ac.pa/), también conocida como Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R., está ubicada en el entorno privilegiado del Parque Omar en la capital del país.
En primer lugar, mi agradecimiento a Kayra Quijada, presidenta de la Asociación Panameña de Bibliotecarios (Apabib), y a todas las personas que me recibieron, mostraron la biblioteca, explicaron cada una de las secciones y sus respectivos trabajos. Me sentí como en casa. 😉
El propósito de la visita, en abril de 2024, se encuadra en una aproximación a los profesionales de la información para establecer acuerdos bilaterales y conocer el funcionamiento y las actividades principales de la Biblioteca Nacional de Panamá (BNP). En esta entrada voy a comentar algunas cosas que me llamaron la atención, no es una lista extensiva ni detallada de las actividades que desarrollan.
Comenzando por la sección de referencia, donde además de los servicios clásicos hace una interesante tarea de biografías de personajes populares panameños. Para ello, se mantienen actualizados sobre las personas con potencial para influir en la política, cultura, etc., del país, y comienzan a crear dossiers con resúmenes generales de la figura y la bibliografía utilizada, para que futuros investigadores tengan un punto de partida. Esto refuerza la preservación de la historia local, facilita la investigación y fortalece la identidad cultural.
La sala de literatura extranjera presenta algunas particularidades, como regla general, no compra libros, funciona por medio de donaciones y en algunas ocasiones adquieren algunos títulos específicos demandados por los usuarios. Los usuarios comunes pueden llevarse 3 libros, pero hay algunos jubilados (que llamaré VIP) que les permiten sacar en préstamo hasta 10 libros al mes, eso sí, son usuarios que han demostrado su compromiso con la biblioteca. La idea de ser miembro VIP de una biblioteca me parece una genialidad y una hermosa forma de crear vínculos y fomentar la lectura.
Una curiosidad que me encantó es que la política de descartes, que lleva ya más de 2.800 obras, comienza por disponibilizar gratuitamente los libros en una mesa con un cartel invitando a que se queden con ellos si les interesa, una forma elegante de dar nueva vida a los libros y ofrecer un pequeño tesoro de la biblioteca más importante del país.
Obras Nacionales. La sala Panameña.
La obra más antigua de la BNP es de 1617, “Historia General de España”, un libro de más de 400 años para una biblioteca bastante reciente, que dió inicio a sus actividades en 1942 y que en la actualidad depende del Ministerio de Cultura de Panamá.
Como curiosidad, sólo se presta para llevar a casa los libros de literatura extranjera, no los de literatura nacional (de panameños o sobre Panamá). Se decidió parar con el préstamo a domicilio para evitar la pérdida del patrimonio cultural que como Biblioteca Nacional deben preservar. A veces disponen de un ejemplar único y su pérdida supone un enorme problema por la dificultad para recuperar la obra.
Es lógico pensar que esto limita el alcance de la literatura nacional, que sólo se puede leer en sala, pero la función de preservar las obras también es de suma importancia.
Esto puede estar relacionado con el funcionamiento de la industria editorial panameña, el número de obras impresas y la duración de la oferta de obras nacionales en el catálogo editorial. Como ejemplo del mercado editorial, visité un par de librerías (El Hombre de la Mancha y Little Morrison) buscando novelas de autoras nacionales y no encontré mucha oferta. Y estamos hablando de librerías grandes en la capital del país.
En la sección infantil, al contrario que en las anteriores, sí hay una adquisición activa de obras, los niños pueden llevarse en préstamo hasta 3 libros y aquellos que frecuentan mucho la biblioteca ¡pueden obtener hasta 10! ¡Qué futuros lectores!
Les pregunté si ya habían recibido reclamaciones de padres o tutores por el contenido de algunos libros y parece que hasta el momento no ha habido nada preocupante.
La sección de audiovisuales tiene numerosos e interesantes desafíos en frente y es un paraíso de soportes de información: desde cintas magnéticas de grabaciones antiguas, pasando por cassettes, vinilos, laser discs o minidiscs, entre otros.
Una de mis partes favoritas debido a la variedad de soportes de información que valorizan tanto el contenido como el objeto contenedor.
En el área de preservación pudimos observar los trabajos que desarrolla el técnico principal, nos explicó las técnicas, los productos y los principales desafíos a los deben enfrentarse cada día para que las obras estén en buen estado de salud. Un auténtico hospital de libros, fotos y periódicos.
Por último, la hemeroteca se encarga de los periódicos de noticias y revistas, procurando resguardar la historia del país a través de obras periodísticas, mientras que el sector de digitalización, con sus escáneres donados por el gobierno de Taiwán trata de poner al día en formato digital algunas de las obras del fondo.
Como en muchas otras bibliotecas alrededor del mundo, queda claro que los derechos de autor son un problema con el que deben lidiar y protegerse, y que además limita significativamente la presencia de la Biblioteca en línea.
Esta visita ha sido un verdadero placer. Por la gente que he conocido, su amabilidad y por poder ver el trabajo que desempeñan desde cerca. ¡Muchas gracias!
NOTA: Las fotos que no poseen una licencia CC by tienen todos los derechos reservados. La autoría es de los colegas de la sección audiovisual de la BNP.